lunes, 9 de noviembre de 2015

Estoy dentro.

Ya hace como un mes que le confesé a mi mamá lo siguiente: "Ma, te puedo decir algo, pero no te molestas, (sé que sonaba estúpido, y me sentía culpable a pesar de que sabia que no tenia porque lamentarme. Tomé un hondo respiro, y por un momento me arrepentí. De pronto las palabras salieron abruptas)creo...creo que me gustan los hombres...y las mujeres"
Cerré mis ojos, esperaba un lamento. Un golpe, un empujón, un insulto. Algo que me dijera que estaba mal, en realidad sigo confundida. Mi madre no es homofobica, pero la educaron con la  idea de que las mujeres son mujeres y que a ellas solo le tienen que gustar los hombres. 
La impresión que le causé fue mucha. Podía ver su mirada penetrante con algo de pena y angustia, pero sobretodo, curiosidad. Quería saber como lo sabía.

Le dije que por ahora, no me gustaba ninguna chica. Pero que me gustaba verlas, congeniaba muy bien con ellas, pero también me gustaban los chicos. Ella me dijo que tenia un "problema", no era grave, o tal vez ella misma se consolaba. Soy una pervertida, pero no tengo tal morbo de decirle a mi mamá que era bisexual solo por broma. Me dijo que soy una persona "especial", y que no se lo cuente a nadie.

Luego empezó un ataque (super) masivo de "te quiero" y "sabes que te quiero".
Los abrazos abundaban y las tomadas de mano me apoyaban en la decisión que tomara.
Incluso hubo una charla a mitad de la noche. Esa y otras noches no pude dormir. El dolor muscular, cerebral y emocional colmaban mi vida y mi sueño. 

"Las personas especiales no son aceptadas por la sociedad. No quiero ver a mi hija siendo rechazada, posiblemente, por su propia familia... Buenas noches"

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