Hola ahí.
En realidad, no tengo un motivo principal para escribir esta noche. Tampoco tengo motivación para hacerlo. Solo lo hago, y ya está.
Tal vez mi mente quiere descansar por un rato.
Quiere estar en paz.
Quiere tranquilidad, solo necesito silencio, y unas gomitas de ositos.
Empezaré por el inicio. Fátima, mi (mejor) amiga, o la que al menos lo fue, me duele. Me hiere. Tal vez mi espalda dañó su cuchillo. Simplemente no sé que pasó con nuestra relación. Ahora ella no me habla, dice que hablo mal de ella, y lo peor de todo, es que mi mente sigue maquinando que todo es mi culpa. A pesar de que mi razón me dice que no he hecho nada.
Mi parte depresiva me arrastra y me ahoga. Me dice que yo soy la mala del cuento, que yo soy la del problema, que yo daño y mato a la gente, y que por eso todos al final me descubren y me quieren matar.
Tal vez por eso es que ella (Fátima) me odia, tal vez por eso es que mi mamá tiene cáncer (por estar tan al pendiente de mi, que ni siquiera cuidaba de ella), tal vez es por eso que mi papá ni se acuerda de mi, tal vez es por eso que Carla y yo no nos llevamos muy bien, tal vez es por eso que mi abuela ya no me tiene como su nieta preferida (ni siquiera cuelga mi foto en su pared), tal vez por eso que mi abuela paterna se da la vuelta cuando yo estoy con asma, tal vez es por eso que Glenn y yo peleábamos (por yo ser caprichosa), tal vez por eso estoy sufriendo.
Es una duda interna, que por ahora, no la quiero responder.